El domingo (29), en su último pronunciamiento del año, trasmitido en cadena de radio y televisión, la presidenta Dilma Rousseff quiso dar un mensaje de optimismo respecto a 2014. Al hacer un balance de 2013, la mandataria subrayó que el país termina el año “mejor de lo que empezó”, pese a las crisis internas y externas que ha sufrido en el periodo.
A los críticos del gobierno, dijo que la “instalación de la desconfianza” es muy mala para Brasil, y que una “guerra psicológica” puede inhibir inversiones y retrasar iniciativas.
A los críticos del gobierno, dijo que la “instalación de la desconfianza” es muy mala para Brasil, y que una “guerra psicológica” puede inhibir inversiones y retrasar iniciativas.
Afirmó que Brasil tiene razones para esperar un 2014 “aún mejor que el 2013″. “Me alegra poder tranquilizarlos y decirles que empiecen el 2014 seguros de que sus patrones de vida van a ser aún mejores que hoy, sin riesgo de desempleo, y que podrán pagar sus cuentas y tendrán condiciones de abrir sus empresas o ampliar sus propios negocios”, dijo la presidenta.En cuanto a la economía, recordó que su gobierno “actuó enérgicamente”, eliminó gastos y“garantizó” el equilibrio fiscal, redujo el precio de la factura de electricidad y de los impuestos. El gobierno, sostuvo, se mantiene “firme” en la lucha contra la inflación y por el equilibrio de las cuentas públicas.